Fallecimiento: 27 de agosto de 1950, Turín, Italia.
La muerte de su padre cuando tenía seis años excavó la primera e imborrable profundidad de su naturaleza afligida que nunca pudo rellenar. Asistió al colegio en Turín durante los primeros tiempos del fascismo que la mayoría de sus profesores rechazaban en secreto. Esa oposición intelectual circunstancial le llegó de diferente modo que sus primeras y espontáneas experiencias amorosas fallidas.
Estudió Filología moderna y se interesó por América y su literatura,Whitman, Sinclair Lewis, Melville o Sherwood Anderson impulsaron académica y vitalmente el decaído espíritu de Pavese, que deambulaba entre las traducciones de sus ídolos literarios y su apasionamiento por las mujeres siempre equivocadas. Casi la definitiva, o la esencial, fue una activista comunista (la protagonista del poema La Voz) que le pidió que recibiera las cartas que le enviaba un compañero en la cárcel. Pavese solo tenía que recibirlas y entregárselas, pero se enamoró de la destinataria.
En 1943 Turín es ocupada por los nazis, pero Cesare consigue escapar refugiándose en un pueblo piamontés donde entabla amistad con los religiosos que dirigían el colegio, acercándose mínimamente al catolicismo. Al término de la guerra regresó a Turín, donde descubrió que muchos de sus antiguos amigos habían muerto luchando o por sus inclinaciones políticas.
La melancolía imposible del escritor le llevó a la fijación del remordimiento porque él no se había manifestado ideológicamente y se había mantenido al margen del conflicto debido a que le declararon inútil para el ejército por el asma que le produjo aquella pulmonía fatalmente obsesiva de su juventud. En un arrebato se afilió al partido comunista y comenzó a escribir artículos en su periódico que se rebelaron esencialmente filosóficos y vanamente políticos.
Todo parecía ir mejor, pero en realidad Pavese era el cuadro podrido de Dorian Gray por la tristeza en lugar de por la maldad. Ese mismo año, en agosto, se encerró en una habitación de un hotel de Turín para entregarse definitivamente a la idea que siempre le había acompañado en forma y pensamiento. Dicen que, desde aquel hotel, antes de morir, llamó por última vez a una mujer, que le rechazó de modo fulminante.
Fuente: El Debate
Estrujante conocer de la vida de Cesare Pavese. De verdad que hay caminos que no se enderezan por nada de este mundo. Gracias por traerlo Dakota, un gran abrazo 🤗
ResponderEliminarHola Maty, creo que en el articulo lo definen bien, se fue autodestruyendo, la tristeza lo consumió, dejó buenos poemas y obras como "El oficio de vivir".
EliminarUn abrazo!
Cesare, nunca encontró su sitio. Incomprendido con sigo mismo, el vacío que sentía le llevó a una destrucción continúa. Un abrazo
ResponderEliminarHola Nuria, así es, la tristeza lo consumió, no hubo rayo de luz para él.
EliminarUn abrazo grande🤗
Cosas de esta vida. La tristeza tiene también su lado letal. O el amor... a modo de vorágine 🌃
ResponderEliminarHola Ivan, la tristeza puede consumir a cualquiera.
EliminarUn abrazo!