A veces cinco días sin dirigirnos la palabra
en el desayuno, gestos de despedida
a veces antes de cerrar la puerta
como elementos decorativos jarrones
vacíos que ni siquiera hacen ruido al romperse,
a veces la culpa palpitando como un pájaro
que agoniza en nuestras manos, el silencio
como única manera de confesar
que quienes gritan en esta casa son otros,
a veces flores secas sobre el mueble de la entrada
pudriéndose como el amor a veces.
Juan Domingo Aguilar©️