Flores secas en Stalingrado
A veces cinco días sin dirigirnos la palabra en el desayuno, gestos de despedida a veces antes de cerrar la puerta como elementos decorativos jarrones vacíos que ni siquiera hacen ruido al romperse, a veces la culpa palpitando como un pájaro que agoniza en nuestras manos, el silencio como única manera de confesar que quienes gritan en esta casa son otros, a veces flores secas sobre el mueble de la entrada pudriéndose como el amor a veces. Juan Domingo Aguilar©️