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Gata Cattana

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Poema 1: Una mujer Ella es así. De esas. Es como las veces que el verso salta de sus abismos. Se arroja. Grita, baila, salta, llora. Es de esas. Es como la sensibilidad espontánea de la poesía, como ese papel en blanco que calla, pero te conoce y te guarda. Apenas si reprocha, Apenas si se deja oír. No hay tiempo para nimiedades, ya casi es de noche y la sopa no está hecha. Tampoco la conozco tanto. Pero ellos me han hablado, ellos me han hablado de la mujer torbellino, de sus huracanes. Y yo he visto sus ropas de colores, la he visto escuchando tangos y bluses y en un par de ocasiones tuve el placer de compartir el té con ella. Es una de esas que no se esconden, imprevisible, de acantilados y cumbres, natural de antemano, como un carnaval, una fiesta pagana. Como las Leyes incomprensibles de Madre Gaia, que nadie sabe cómo, nadie sabe cómo, pero aún resiste. Ellos me han hablado, me han contado anécdotas de viejas glorias, de cuando yo aún no había aparecido. Me han hablado de la madr...

Canto al hombre

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Cuando eres, como ahora, hermoso y fuerte, yo te amo. Cuando el viento se doblega para ti, cuando a la tierra tú la rindes, yo te amo. Yo te amo por osado, y te amo por heroico, por audaz y porque ofreces tu hermosura y tu valor. Por derramado. Firme tú sobre las nubes, navegando los espacios. Duro tú sobre las aguas, descollante tu estatura en lo azul del océano... Hombre joven que lo afrontas cual un elemento más, siendo tú el lazo de elementos de creación. Yo así te amo. Desde lejos y despacio, torpemente en el comienzo, tu andadura cada siglo acelerando... así has llegado. Y ya domas a los mares y a los cielos; los cabalgas como potros tan salvajes como fuiste. A los astros los asedias sin temor. Igual que un astro, que otro astro participas del secreto compartido, constelando como ellos mi cenit. Hombre, te amo. Yo te amo y te contemplo, yo te admiro y yo te exalto. E ignorando cómo cantan los arcángeles, te canto. Mientras seas como eres, una luz entre las sombras, una luz sobre ...

Cuerpo en la oscuridad

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Te adivino tendida bajo la leve túnica de aroma que te cubre, mientras el sueño mide el espacio profundo que hay del párpado al alma. Respiración y nieve hacen bajo el perfume invisibles colinas; la oscuridad me llena, la ansiedad de tus formas: montes de lilas pálidas, desmayadas palomas. Trino de amanecer, sombra de arbusto fresco, eres nueva en mis manos sólo por el milagro del mundo en las tinieblas. ¡Qué rosas de tu cuerpo florecen al hallazgo múltiple de mis dedos! Te palpo y eres mía y mis manos son cestas para el fruto del tacto maduro ya, en la rama trémula del deseo. Jorge Rojas©