Ahora llegas y dices que lo sientes, que no era tu intención hacerme daño, -añades- como quien come al parchís y cuenta veinte, como si a estas alturas y ya con estos años, el amor fuera un juego de petanca, como si nos cambiásemos los cromos en cada madrugada, mientras que con palabras en mil versos, nos deshacíamos el alma.