Entradas

Yo no quiero ser recuerdo

Imagen
 A la mierda el conformismo: Yo no quiero ser recuerdo Quiero ser tu amor imposible, Tu dolor no correspondido, Tu musa más puta, El nombre que escribas en todas las camas Que no sean la mía, Quien maldigas en tus insomnios Quien ames con esa rabia que solo da el odio. Yo no quiero Que me digas que mueres por mí, Quiero hacerte vivir de amor, Sobre todo cuando llores, Que es cuando más viva eres. Yo no quiero Que tu mundo se dé la vuelta Cada vez que yo me marche, Quiero que darte la espalda Solo signifique libertad Para tus instintos más primarios. Yo no quiero Quitarte las penas y condenarte, Quiero ser la única De la que dependa Tu tristeza Porque esa sería La manera más egoísta y valiente De cuidar de ti. Yo no quiero hacerte daño, Quiero llenar Tu cuerpo de heridas Para poder lamerte después, Y que no te cures Para que no te escueza. Yo no quiero Dejar huella en tu vida, Quiero ser tu camino, Quiero que te pierdas, Que te salgas, Que te rebeles, Que vayas a contracorriente, Qu...

Mario Benedetti

Imagen
Sobre Mario Benedetti: Mario Benedetti fue un grande de las letras, conocido sobre todo por su poesía, aunque también escribió novelas, cuentos y ensayos. Nació en Uruguay en 1920 y su vida estuvo marcada por su compromiso con los temas sociales y políticos. Esto se nota mucho en su obra: escribe sobre el amor, la esperanza, pero también sobre la injusticia y la lucha. Lo más bonito de Benedetti es que tiene un estilo muy cercano. Sus poemas no están llenos de palabras rimbombantes, sino que van directos al corazón. Escribía de una manera que cualquier persona podía entender y sentirse identificada, como si estuviera hablando contigo. Vivió el exilio en varios países debido a la dictadura en Uruguay, y esa experiencia también influyó muchísimo en su obra. Esa mezcla de nostalgia, resistencia y humanidad es lo que lo hace tan especial. Todo un referente de la literatura en español. Muchos de sus poemas se han convertido en canciones. Artistas como Joan Manuel Serrat le han puesto música...

Sé tú mi límite

Imagen
Tu cuerpo puede llenar mi vida, como puede tu risa volar el muro opaco de la tristeza. Una sola palabra tuya quiebra la ciega soledad en mil pedazos. Si tu acercas tu boca inagotable hasta la mía, bebo sin cesar la raíz de mi propia existencia. Pero tú ignoras cuánto la cercanía de tu cuerpo me hace vivir o cuánto su distancia me aleja de mí mismo me reduce a la sombra. Tú estás, ligera y encendida, como una antorcha ardiente en la mitad del mundo. No te alejes jamás: Los hondos movimientos de tu naturaleza son mi sola ley. Retenme. Sé tú mi límite. Y yo la imagen de mí feliz, que tú me has dado. José Ángel Valente©️ Mi Huella: «Cuando amar es perderse en ti» Creo que este poema está dedicado a un amor intenso y profundo, donde la presencia de la otra persona llena de vida al poeta y su ausencia lo deja vacío.  Me transmite dependencia emocional, pero también admiración y entrega.  Es como si Valente susurrara: «Sin ti, no soy yo».   O como canta Amaral:  «Sin ti, no...

Gata Cattana

Imagen
Poema 1: Una mujer Ella es así. De esas. Es como las veces que el verso salta de sus abismos. Se arroja. Grita, baila, salta, llora. Es de esas. Es como la sensibilidad espontánea de la poesía, como ese papel en blanco que calla, pero te conoce y te guarda. Apenas si reprocha, Apenas si se deja oír. No hay tiempo para nimiedades, ya casi es de noche y la sopa no está hecha. Tampoco la conozco tanto. Pero ellos me han hablado, ellos me han hablado de la mujer torbellino, de sus huracanes. Y yo he visto sus ropas de colores, la he visto escuchando tangos y bluses y en un par de ocasiones tuve el placer de compartir el té con ella. Es una de esas que no se esconden, imprevisible, de acantilados y cumbres, natural de antemano, como un carnaval, una fiesta pagana. Como las Leyes incomprensibles de Madre Gaia, que nadie sabe cómo, nadie sabe cómo, pero aún resiste. Ellos me han hablado, me han contado anécdotas de viejas glorias, de cuando yo aún no había aparecido. Me han hablado de la madr...

Canto al hombre

Imagen
Cuando eres, como ahora, hermoso y fuerte, yo te amo. Cuando el viento se doblega para ti, cuando a la tierra tú la rindes, yo te amo. Yo te amo por osado, y te amo por heroico, por audaz y porque ofreces tu hermosura y tu valor. Por derramado. Firme tú sobre las nubes, navegando los espacios. Duro tú sobre las aguas, descollante tu estatura en lo azul del océano... Hombre joven que lo afrontas cual un elemento más, siendo tú el lazo de elementos de creación. Yo así te amo. Desde lejos y despacio, torpemente en el comienzo, tu andadura cada siglo acelerando... así has llegado. Y ya domas a los mares y a los cielos; los cabalgas como potros tan salvajes como fuiste. A los astros los asedias sin temor. Igual que un astro, que otro astro participas del secreto compartido, constelando como ellos mi cenit. Hombre, te amo. Yo te amo y te contemplo, yo te admiro y yo te exalto. E ignorando cómo cantan los arcángeles, te canto. Mientras seas como eres, una luz entre las sombras, una luz sobre ...

Cuerpo en la oscuridad

Imagen
Te adivino tendida bajo la leve túnica de aroma que te cubre, mientras el sueño mide el espacio profundo que hay del párpado al alma. Respiración y nieve hacen bajo el perfume invisibles colinas; la oscuridad me llena, la ansiedad de tus formas: montes de lilas pálidas, desmayadas palomas. Trino de amanecer, sombra de arbusto fresco, eres nueva en mis manos sólo por el milagro del mundo en las tinieblas. ¡Qué rosas de tu cuerpo florecen al hallazgo múltiple de mis dedos! Te palpo y eres mía y mis manos son cestas para el fruto del tacto maduro ya, en la rama trémula del deseo. Jorge Rojas©

Rima LXXIII

Imagen
Cerraron sus ojos, que aun tenía abiertos; taparon su cara con un blanco lienzo, y unos sollozando, otros en silencio, de la triste alcoba todos se salieron.    La luz, que en un vaso ardía en el suelo, al muro arrojaba la sombra del lecho, y entre aquella sombra veíase a intérvalos dibujarse rígida la forma del cuerpo.     Despertaba el día y a su albor primero, con sus mil ruidos despertaba el pueblo. Ante aquel contraste de vida y misterios, de luz y tinieblas, medité un momento: ¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!    De la casa, en hombros, lleváronla al templo, y en una capilla dejaron el féretro. Allí rodearon sus pálidos restos de amarillas velas y de paños negros.    Al dar de las ánimas el toque postrero, acabó una vieja sus últimos rezos; cruzó la ancha nave, las puertas gimieron y el santo recinto quedose desierto.    De un reloj se oía compasado el péndulo, y de algunos cirios el chisporroteo. Tan medroso y triste, ta...