Federico García Lorca fue un poeta, dramaturgo y prosista español, nacido el 5 de junio de 1898 en Fuente Vaqueros, Granada. Es uno de los escritores más influyentes de la literatura español del siglo XX y miembro destacado de la Generación del 27.
Su vida
Desde joven, Lorca mostró un gran interés por la música y literatura. Estudió en la Universidad de Granada, donde estuvo rodeado de artistas e intelectuales. En 1919 se trasladó a Madrid y vivió en la Residencia de Estudiantes, donde conoció a figuras de la talla de Luis Buñuel, Salvador Dalí y Rafael Alberti. Su relación con Dalí fue muy significativa, influyendo en su obra y pensamiento artístico.
A lo largo de su vida, Lorca viajó a Nueva York y Sudamérica, experiencias que marcaron su estilo literario. En 1931, fundó el grupo de teatro universitario La Barraca, con el que llevó el teatro clásico español a pueblos y ciudades.
Sus obras principales
- Romancero gitano (1928): Una colección de poemas que exploran la cultura gitana y el folclore andaluz.
- Poeta en Nueva York (publicado póstumamente en 1940): Un libro de poesía influenciado por su estancia en Estados Unidos, con un estilo surrealista.
- Bodas de sangre (1933): Una tragedia teatral basada en un hecho real, que trata sobre el destino y la pasión.
- Yerma (1934): Una obra teatral que aborda el deseo frustrado de maternidad.
- La casa de Bernarda Alba (1936): Su última obra teatral, que critica la represión y el autoritarismo en la sociedad española.
Su Trágico Final
En 1936, al inicio de la Guerra Civil Española, Lorca fue arrestado por el bando sublevado debido a sus ideas progresistas y su apoyo a la República. Fue fusilado el 18 de agosto de 1936 en Víznar, Granada, y su cuerpo fue enterrado en una fosa común, cuyo paradero sigue siendo desconocido.
A pesar de su trágico destino, el legado de Lorca sigue vivo. Su obra continúa inspirando a generaciones de escritores, artistas y lectores en todo el mundo.
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Fragmento del discurso que Federico García Lorca pronunció en la inauguración de la biblioteca de su pueblo natal, era septiembre de 1931 en Fuente Vaqueros(Granada).
"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí.
'Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre', piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.
Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.
Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.
¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor', y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fiódor Dostoyevski, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita, y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!'.
Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.
Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: ‘Cultura'. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz. Y no olvidéis que lo primero de todo es la luz.
Que esta biblioteca sirva de paz, inquietud espiritual y alegría en este precioso pueblo donde tengo la honra de haber nacido, y no olvidéis este precioso refrán que escribió un crítico francés del siglo XXI: «Dime qué lees y te diré quién eres»."
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