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Tú. Sí, tú. Inundas de deseo mi pensamiento renaciendo en el perfume de las horas. Luz que incesante grita en mis silencios. Una vez más, tú. Me desnudas en cada palabra, encendiendo miradas, piel y brasas. Dilatando mi aliento en el abismo de lo imaginable. Siempre tú. Desangrándome en cada latido y estremeciendo -incansable- mi desnudez. Respiras en todos y cada uno de mis sentidos. Susana Násera©️

No estaré

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No estaré pero estaré. Permaneceré cayendo como lluvia obnubilando tu ser en aguacero, te mojarás de mí sin entenderlo. Estaré como polvo de camino... Estaré como brisa y a veces como huracán aventando tus huesos doloridos. Estaré en las flores o como aroma etéreo prohibido. Estaré. Siempre estaré. Aunque creas que no estoy, aunque huyas, aunque te escondas. Estaré. Porque lo que está en el corazón jamás encuentra otro destino y aún cuando cierres los ojos estaré contigo. Ana Vivero Megias©️

Mujeres transparentes

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Existen mujeres transparentes que fueron concebidas por los dioses. Son, como el perfil del aire: livianas, ingrávidas, etéreas. Su delicado tacto se asemeja al beso de los ángeles y la fragilidad de su mirada a la de la porcelana china. Cuando lloran liberan minúsculos cristales que se evaporan al contacto con el aire y su piel deja al descubierto con igual proporción el alma, las arterias, los órganos vitales o el pensamiento. De noche, cuando duermen, reflejan en las sábanas imágenes oníricas o apasionadas escenas de jóvenes amantes; sus pechos parecen vidrieras por donde asoma los ojos el amor. Son criaturas de largas piernas, con muslos interminables, cabellos de fuego y delicadas cinturas. Al andar imitan el movimiento de un océano de trigo movido por el viento y en sus brazos siempre habita la vida. Me gustan las mujeres transparentes, sencillas, sin cubiertas ni máscaras. Siempre tuve debilidad por la delicadeza con que fueron agraciadas. José Sarria©️

Nadie habla

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Nadie habla de esas gotas que se pegan al cristal para recordarte que la vida es lluvia, sol, noche y día. Nadie habla de esos momentos que se quedan  tan grabados en tu memoria que los revives una y otra vez. Nadie habla del viento en tu pelo o en tu ombligo o en tu cara. Nadie habla de esa palabra que se quedó  enganchada en tus cabellos y no puedes arrancar. Nadie habla del amor incondicional entre tú y  yo, él y tú, o entre ella y yo. Nadie habla de la vida. Nadie habla de las cosas que realmente son importantes. Rita Turza© Poemario "La piel del otro" Poemas llenos de sentimiento de la mano de nuestra compañera Rita Turza . Pinchando su nombre te llevará a su blog "Cosas que siento" Imagen tomada de internet

Háblame

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Comprendo el lenguaje de tu cuerpo, el verbo de tus dedos, los sustantivos de tu mirada, pero háblame esta noche, disfrázame en capitales, hazme minúscula en la canción ensarta tus letras como abalorios. Adorna mi pecho con palabras, lengüetea tus vocales en mi pecho, cosquillea mi cerebro con consonantes, enfría tu calor en sílabas, grita mi nombre esta noche. Joyce Ashuntantag©

Itinerario

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Iba hacia España y llegué a Cuba. Iba hacia Jorge y llegué a Juan. Iba hacia las letras y llegué al embarazo. Iba a dormir pero aquí estoy. Reconozco que entre mis virtudes nunca se destacó la puntería. María Montero©

Aceleración de los cuerpos

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Durante el camino, ella piensa que no llegará a tiempo. La distancia y la soledad de su prisa son más que un anticipo. Al llegar, no escucha sino el murmullo de la sangre y el deseo, por eso no tarda en adentrarse por el ancho corredor. Luego está sentada, desnuda de la cintura para abajo. Todo está limpio, tibio y en penumbra. Es el 13 de febrero de 1970 y es una perfecta mañana de invierno. Mi madre tiene dolor, tal es la naturaleza de un parto, y por eso su destino es el coraje, un coraje donde el dolor es la única salida. Después de la última contracción comienzan las revelaciones: el dolor se convierte en destino de la cintura para abajo; el coraje, en una penumbra de invierno; mi madre se congela en el amplio corredor y yo me convierto en el deseo que nunca llega a tiempo. María Montero©

Rima LXXV

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¿Será verdad que cuando toca el sueño con sus dedos de rosa nuestros ojos de la cárcel que habita huye el espíritu en vuelo presuroso? ¿Será verdad que, huésped de las nieblas de la brisa nocturna al tenue soplo, alado sube a la región vacía a encontrarse con otros? ¿Y allí, desnudo de la humana forma; allí, los lazos terrenales rotos, breves horas habita de la idea el mundo silencioso? ¿Y ríe y llora, y aborrece y ama, y guarda un rastro del dolor y el gozo, semejante al que deja cuando cruza el cielo un meteoro? ¡Yo no sé si ese mundo de visiones vive fuera o va dentro de nosotros; pero sé que conozco a muchas gentes a quienes no conozco! Gustavo Adolfo Bécquer ©

De humo

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La primera vez que dijo mi nombre, caí en la cuenta de lo mucho que me pesaba ser yo, luego dio una profunda calada a su cigarro como si el mundo entero dependiera de su boca y yo, que nunca he querido ser nada, ni siquiera héroe, quise ser de humo. Llevaba un vestido negro y flores en el pelo, se había colocado una sonrisa bien temprano y la mueca de felicidad se le extendía por el rostro como una enfermedad terminal. Igual que aquel montoncito de pecas por encima del escote, como si su piel estuviera en constante guerra por cambiar de color. No tenía edad ni venia de ningún sitio, se llamaba Marlene aunque era mentira, como mentira eran sus tetas de tres mil euros en una clinica ilegal o sus manos de construir amaneceres en la playa en una ciudad donde el mar solo habitaba en las postales de los estancos. Se llamaba Marlene y era mentira pero yo a las tres de la madrugada de todas las noches de mi vida siempre he dejado que me engañen. Marlene hizo de otoño y marchitó las flores de s...

Flores secas en Stalingrado

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A veces cinco días sin dirigirnos la palabra en el desayuno, gestos de despedida  a veces antes de cerrar la puerta  como elementos decorativos jarrones  vacíos que ni siquiera hacen ruido al romperse, a veces la culpa palpitando como un pájaro que agoniza en nuestras manos, el silencio  como única manera de confesar  que quienes gritan en esta casa son otros, a veces flores secas sobre el mueble de la entrada  pudriéndose como el amor a veces. Juan Domingo Aguilar©️

Rima LXXVI

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En la imponente nave del templo bizantino vi la gótica tumba a la indecisa luz que temblaba en los pintados. Las manos sobre el pecho, y en las manos un libro, una mujer hermosa reposaba sobre la urna del cincel prodigio. Del cuerpo abandonado al dulce peso hundido, cual si de blanda pluma, y raso fuera, se plegaba su lecho de granito. De la postrer sonrisa el resplandor divino guardaba el rostro como el cielo guarda del sol que muere el rayo fugitivo. Del cabezal de piedra, sentados en el filo, dos ángeles, el dedo sobre el labio, imponían silencio en el recinto. No parecía muerta; de los arcos macizos parecía dormir en la penumbra y que en sueños veía el paraíso. Me acerqué de la nave al ángulo sombrío como quien llega con callada planta junto a la cuna donde duerme un niño. La contemplé un momento, y aquel resplandor tibio, aquel lecho de piedra que ofrecía próximo al muro otro lugar vacío, en el alma avivaron la sed de lo infinito, el ansia de esa vida de la muerte, para la que un ...

Qué largo es morir

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Qué largo es morir durante toda una vida, largas las películas, los domingos por la tarde, las horas extras, tu currículum. Qué larga la jornada laboral y los estantes del Carrefour,  las retenciones en la A- 92 a finales de agosto.  Qué larga la cola del INEM y las comidas familiares, la cuesta de enero y las noches  desde que te fuiste. Este poema, tan largo como la aguja  que clavarán en mi piel cuando despierte  en una clínica y yo sea mi abuelo. Juan Domingo Aguilar©️

Sexo oral

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Pronunciar tu nombre mientras cada letra  se deshace en mis labios y mi boca se llena de ti. Y tu sabor  me abrasa más el alma  que la lengua, y mi cuerpo se incendia por ti. Juan Antonio Piñero Jiménez ©  

La voz

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Cada día el silencio del cuarto solitario se cierra sobre el leve derroche de cada gesto como el aire. Cada día la breve ventana se abre inmóvil al aire que calla. La voz ronca y dulce no vuelve en el fresco silencio. Se abre como el respiro de quien esté por hablar el aire inmóvil, y calla. Cada día es el mismo. Y la voz es la misma, no rompe el silencio, ronca e igual por siempre en la inmovilidad del recuerdo. La clara ventana acompaña con su latido breve la calma de entonces. Cada gesto percute la calma de entonces. Si sonase la voz, volvería el dolor. Volverían los gestos en el aire asombrado y palabras, palabras a la voz sumisa. Si sonase la voz aun el latido breve del silencio que dura, se haría dolor. Volverían los gestos del vano dolor, percutiendo las cosas en el zumbido del tiempo. Pero la voz no vuelve, y el susurro remoto no encrespa el recuerdo. La inmóvil luz da su latido fresco. Para siempre el silencio calla ronco y sumiso en el recuerdo de entonces. Cesare Pavese©️

Montañas en la noche

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El lago se ha extinguido, oscuros duermen los juncos susurrando en sueños. Sobre el campo, extendidas, interminables montañas amenazan. No descansan. Hondamente respiran, se mantienen unidas unas contra otras. Hondamente respiran, colmadas de oscuras fuerzas, irredentas en su pasión devoradora. Hermann Hesse©

Noche solitaria

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Vosotros, hermanos míos, pobres hombres, cercanos o alejados; vosotros, que a la luz de las farolas soñáis con un consuelo para vuestras penas; vosotros, silentes, que unís las manos, orando, renunciando, sufriendo en las pálidas noches estrelladas; vosotros, que padecéis o permanecéis despiertos, navegantes sin astros ni ventura, rebaño errante sin cobijo, extraños y, sin embargo, mis hermanos, ¡devolvedme el saludo que os ofrezco! Hermann Hesse©

Poema I

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Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos, te pareces al mundo en tu actitud de entrega. Mi cuerpo de labriego salvaje te socava y hace saltar el hijo del fondo de la tierra. Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros y en mí la noche entraba su invasión poderosa. Para sobrevivirme te forjé como un arma, como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda. Pero cae la hora de la venganza, y te amo. Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme. Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia! Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste! Cuerpo de mujer mía, persistirá en tu gracia. Mi sed, mi ansia sin limite, mi camino indeciso! Oscuros cauces donde la sed eterna sigue, y la fatiga sigue, y el dolor infinito. Pablo Neruda©

Poema II

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En su llama mortal la luz te envuelve. Absorta, pálida doliente, así situada contra las viejas hélices del crepúsculo que en torno a ti da vueltas. Muda, mi amiga, sola en lo solitario de esta hora de muertes y llena de las vidas del fuego, pura heredera del día destruido. Del sol cae un racimo en tu vestido oscuro. De la noche las grandes raíces crecen de súbito desde tu alma, y a lo exterior regresan las cosas en ti ocultas. de modo que un pueblo pálido y azul de ti recién nacido se alimenta. Oh grandiosa y fecunda y magnética esclava círculo que en negro y dorado sucede: erguida, trata y logra una creación tan viva que sucumben sus flores, y llena es de tristeza. Pablo Neruda©

Poema III

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Ah vastedad de pinos, rumor de olas quebrándose, lento juego de luces, campana solitaria, crepúsculo cayendo en tus ojos, muñeca, caracola terrestre, en ti la tierra canta! En ti los ríos cantan y mi alma en ellos huye como tú lo desees y hacia donde tú quieras. Márcame mi camino en tu arco de esperanza y soltaré en delirio mi bandada de flechas. En torno a mí estoy viendo tu cintura de niebla y tu silencio acosa mis horas perseguidas, y eres tú con tus brazos de piedra transparente donde mis besos anclan y mi húmeda ansia anida. Ah tu voz misteriosa que el amor tiñe y dobla en el atardecer resonante y muriendo! Así en horas profundas sobre los campos he visto doblarse las espigas en la boca del viento. Pablo Neruda©

Poema IV

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Es la mañana llena de tempestaden el corazón del verano. Como pañuelos blancos de adiós viajan las nubes, el viento las sacude con sus viajeras manos. Innumerable corazón del viento latiendo sobre nuestro silencio enamorado. Zumbando entre los árboles, orquestal y divino, como una lengua llena de guerras y de cantos. Viento que lleva en rápido robo la hojarasca y desvía las flechas latientes de los pájaros. Viento que la derriba en ola sin espuma y sustancia sin peso, y fuegos inclinado. Se rompe y se sumerge su volumen de besos combatido en la puerta del viento del verano. Pablo Neruda©

Poema V

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Para que tú me oigas mis palabras se adelgazan a veces como las huellas de las gaviotas en las playas. Collar, cascabel ebrio para tus manos suaves como las uvas. Y las miro lejanas mis palabras. Más que mías son tuyas. Van trepando en mi viejo dolor como las yedras. Ellas trepan así por las paredes húmedas. Eres tú la culpable de este juego sangriento. Ellas están huyendo de mi guarida oscura. Todo lo llenas tú, todo lo llenas. Antes que tú poblaron la soledad que ocupas, y están acostumbradas más que tú a mi tristeza. Ahora quiero que digan lo que quiero decirte para que tú las oigas como quiero que me oigas. El viento de la angustia aún las suele arrastrar. Huracanes de sueños aún a veces las tumban Escuchas otras voces en mi voz dolorida. Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas. Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme. Sígueme, compañera, en esa ola de angustia. Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras. Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas. Voy haciendo de todas un co...

Poema VI

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Te recuerdo como eras en el último otoño. Eras la boina gris y el corazón en calma. En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo Y las hojas caían en el agua de tu alma. Apegada a mis brazos como una enredadera. las hojas recogían tu voz lenta y en calma. Hoguera de estupor en que mi sed ardía. Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma. Siento viajar tus ojos y es distante el otoño: boina gris, voz de pájaro y corazón de casa hacia donde emigraban mis profundos anhelos y caían mis besos alegres como brasas. Cielo desde un navío. Campo desde los cerros. Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma! Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos. Hojas secas de otoño giraban en tu alma. Pablo Neruda©

Poema VII

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INCLINADO en las tardes tiro mis tristes  redes a tus ojos oceánicos. Allí se estira y arde en la más alta hoguera mi soledad que da vueltas los brazos como un náufrago. Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes que olean como el mar a la orilla de un faro. Solo guardas tinieblas, hembra distante y mía, de tu mirada emerge a veces la costa del espanto. Inclinado en las tardes echo mis tristes redes a ese mar que sacude tus ojos oceánicos. Los pájaros nocturnos picotean las primeras estrellas que centellean como mi alma cuando te amo. Galopa la noche en su yegua sombría desparramando espigas azules sobre el campo. Pablo Neruda© Arte de Daniel Gerhartz🎨

Poema VIII

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Abeja blanca zumbas --ebria de miel en mi alma y te tuerces en lentas espirales de humo. Soy el desesperado, la palabra sin ecos, el que lo perdió todo, y el que todo lo tuvo. Última amarra, cruje en ti mi ansiedad última. En mi tierra desierta eres tú la última rosa. Ah silenciosa! Cierra tus ojos profundos. Allí aletea la noche. Ah desnuda tu cuerpo de estatua temerosa. Tienes ojos profundos donde la noche alea. Frescos brazos de flor y regazo de rosa. Se parecen tus senos a los caracoles blancos. Ha venido a dormirse en tu vientre una mariposa de sombra. Ah silenciosa! He aquí la soledad de donde estás ausente. Llueve. El viento del mar caza errantes gaviotas. El agua anda descalza por las calles mojadas. De aquel árbol se quejan, como enfermos, las hojas. Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma. Revives en el tiempo, delgada y silenciosa. Ah silenciosa ! Pablo Neruda© Arte de Konstantín Razumov🎨

Poema IX

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Ebrio de trementina y largos besos, estival, el velero de las rosas dirijo, torcido hacia la muerte del delgado día, cimentado en el solido frenesí marino. Pálido y amarrado a mi agua devorante cruzo en el agrio olor del clima descubierto. aún vestido de gris y sonidos amargos, y una cimera triste de abandonada espuma. Voy, duro de pasiones, montado en mi ola única, lunar, solar, ardiente y frío, repentino, dormido en la garganta de las afortunadas islas blancas y dulces como caderas frescas. Tiembla en la noche húmeda mi vestido de besos locamente cargado de eléctricas gestiones, de modo heroico dividido en sueños y embriagadoras rosas practicándose en mí. Aguas arriba, en medio de las olas externas, tu paralelo cuerpo se sujeta en mis brazos como un pez infinitamente pegado a mi alma rápido y lento en la energía subceleste. Pablo Neruda©️ Arte de Daniel Gerhartz🌺

Poema X

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Hemos perdido aún este crepúsculo. Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas mientras la noche azul caía sobre el mundo. He visto desde mi ventana la fiesta del poniente en los cerros lejanos. A veces como una moneda se encendía un pedazo de sol entre mis manos. Yo te recordaba con el alma apretada de esa tristeza que tú me conoces. Entonces, dónde estabas? Entre qué genes? Diciendo qué palabras? Por qué se me vendrá todo el amor de golpe cuando me siento triste, y te siento lejana? Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo, y como un perro herido rodó a mis pies mi capa. Siempre, siempre te alejas en las tardes hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas. Pablo Neruda© Arte de Anatoly Korobkin🎨

Poema XI

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Casi fuera del cielo ancla entre dos montañas la mitad de la luna. Girante, errante noche, la cavadora de ojos. A ver cuántas estrellas trizadas en la charca. Hace una cruz de luto entre mis cejas, huye. Fragua de metales azules, noches de las calladas luchas, mi corazón da vueltas como un volante loco. Niña venida de tan lejos, traída de tan lejos, a veces fulgurece su mirada debajo del cielo. Quejumbre, tempestad, remolino de furia, cruza encima de mi corazón, sin detenerte. Viento de los sepulcros acarrea, destroza, dispersa tu raíz soñolienta. Desarraiga los grandes árboles al otro lado de ella. Pero tú, clara niña, pregunta de humo, espiga. Era la que iba formando el viento con hojas iluminadas. Detrás de las montañas nocturnas, blanco lirio de incendio, allá nada puedo decir! Era hecha de todas las cosas. Ansiedad que partiste mi pecho a cuchillazos, es hora de seguir otro camino, donde ella no sonría. Tempestad que enterró las campanas, turbio revuelo de tormentas para qué tocar...

Poema XII

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Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas. Desde mi boca llegará hasta el cielo lo que estaba dormido sobre tu alma. Es en ti la ilusión de cada día. Llegas como el rocío a las corolas. Socavas el horizonte con tu ausencia. Eternamente en fuga como la ola. He dicho que cantabas en el viento como los pinos y como los mástiles. Como ellos eres alta y taciturna. Y entristeces de pronto como un viaje. Acogedora como un viejo camino. Te pueblan ecos y voces nostálgicas. Yo desperté y a veces emigran y huyen pájaros que dormían en tu alma. Pablo Neruda© Arte de Charles Vickery🎨

Poema XIII

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He ido marcando con cruces de fuego el atlas blanco de tu cuerpo. Mi boca era una araña que cruzaba escondiéndose. En ti, detrás de ti, temerosa, sedienta. Historias que contarte a la orilla del crepúsculo, muñeca triste y dulce, para que no estuvieras triste. Un cisne, un árbol, algo lejano y alegre. El tiempo de las uvas, el tiempo maduro y frutal. Yo que viví en un puerto desde donde te amaba. La soledad cruzada de sueño y de silencio. Acorralado entre el mar y la tristeza. Callado, delirante, entre dos gondoleros inmóviles. Entre los labios y la voz, algo se va muriendo. Algo con alas de pájaro, algo de angustia y de olvido. Así como las redes no retienen el agua. Muñeca mía, apenas quedan gotas temblando. Sin embargo, algo canta entre estas palabras fugaces. Algo canta, algo sube hasta mi ávida boca. oh poder celebrarte con todas las palabras de alegría. Cantar, arder, huir, como un campanario en las manos de un loco. Triste ternura mía, qué te haces de repente? Cuando he llegado ...

Poema XIV

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Juegas todos los días con la luz del universo. Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua. Eres más que esta blanca cabecita que aprieto como un racimo entre mis manos cada día. A nadie te pareces desde que yo te amo. Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas. Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur? Ah déjame recordarte como eras entonces cuando aún no existías. De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada. El cielo es una red cuajada de peces sombríos. Aquí vienen a dar todos los vientos, todos. Se desviste la lluvia. Pasan huyendo los pájaros. El viento. El viento. Yo solo puedo luchar contra la fuerza de los hombres. El temporal arremolina hojas oscuras y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo. Tú estás aquí. Ah tú no huyes Tú me responderás hasta el último grito. Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo. Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos. Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas, ...

Poema XV

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Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca. Como todas las cosas están llenas de mi alma emerges de las cosas, llena del alma mía. Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancolía; Me gustas cuando callas y estás como distante. Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: déjame que me calle con el silencio tuyo. Déjame que te hable también con tu silencio claro como una lámpara, simple como un anillo. Eres como la noche, callada y constelada. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo. Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto. Una palabra entonces, una sonrisa bastan. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto. Pablo Neruda© Arte de Fabian Pérez🎨

Poema XVI

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(Paráfrasis a R. Tagore) En mi cielo al crepúsculo eres como una nube y tu color y forma son como yo los quiero Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces y viven en tu vida mis infinitos sueños. La lámpara de mi alma te sonrosa los pies, el agrio vino mío es más dulce en tus labios: oh segadora de mi canción de atardecer, Cómo te sienten mía mis sueños solitarios! Eres mía, eres mía, voy gritando en la brisa de la tarde, y el viento arrastra mi voz viuda. Cazadora del fondo de mis ojos, tu robo estanca como el agua tu mirada nocturna. En la red de mi música estás presa, amor mío, y mis redes de música son anchas como el cielo. Mi alma nace a la orilla de tus ojos de luto. En tus ojos de luto comienza el país del sueño. Pablo Neruda© Arte de Mark Allen Boedges🎨

Poema XVII

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Pensando, enredando sombras en la profunda soledad. Tú también estás lejos, ah más lejos que nadie. Pensando, soltando pájaros, desvaneciendo imágenes, enterrando lámparas. Campanario de brumas, qué lejos, allá arriba! Ahogando lamentos, moliendo esperanzas sombrías, molinero taciturno, se te viene de bruces la noche, lejos de la ciudad. Tu presencia es ajena, extraña a mí como una cosa. Pienso, camino largamente, mi vida antes de ti. Mi vida antes de nadie, mi áspera vida. El grito frente al mar, entre las piedras, corriendo libre, loco, en el vaho del mar. La furia triste, el grito, la soledad del mar. Desbocado, violento, estirado hacia el cielo. Tú, mujer, qué eras allí, qué raya, qué varilla de ese abanico inmenso? Estabas lejos como ahora. Incendio en el bosque! Arde en cruces azules. Arde, arde, llamea, chispea en árboles de luz. Se derrumba, crepita. Incendio. Incendio. Y mi alma baila herida de virutas de fuego. Quién llama? Qué silencio poblado de ecos? Hora de la nostalgia, ...

Poema XVIII

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Aquí te amo. En los oscuros pinos se desenreda el viento. Fosforece la luna sobre las aguas errantes. Andan días iguales persiguiéndose. Se descine la niebla en danzantes figuras. Una gaviota de plata se descuelga del ocaso. A veces una vela. Altas, altas estrellas. O la cruz negra de un barco. Solo. A veces amanezco, y hasta mi alma esta húmeda. Suena, resuena el mar lejano. Este es un puerto. Aquí te amo. Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte. Te estoy amando aún entre estas frías cosas. A veces van mis besos en esos barcos graves, que corren por el mar hacia donde no llegan. Ya me veo olvidado como estas viejas anclas. son más tristes los muelles cuando atraca la tarde. Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta. Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante. Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos. Pero la noche llega y comienza a cantarme. La luna hace girar su rodaje de sueño. Me miran con tus ojos las estrellas más grandes. Y como yo te amo, los pinos en el viento, quier...

Poema XIX

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Niña morena y ágil, el sol que hace las frutas, el que cuaja los trigos, el que tuerce las algas, hizo tu cuerpo alegre, tus luminosos ojos y tu boca que tiene la sonrisa del agua. Un sol negro y ansioso se te arrolla en las hebras de la negra melena, cuando estiras los brazos. Tú juegas con el sol como con un estero y él te deja en los ojos dos oscuros remansos. Niña morena y ágil, nada hacia ti me acerca. Todo de ti me aleja, como del mediodía. Eres la delirante juventud de la abeja, la embriaguez de la ola, la fuerza de la espiga. Mi corazón sombrío te busca, sin embargo, y amo tu cuerpo alegre, tu voz suelta y delgada. Mariposa morena dulce y definitiva, como el trigal y el sol, la amapola y el agua. Pablo Neruda© Arte: Vladimir Volegov🎨

Poema XX

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Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: "La noche esta estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos". El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. La misma noche que hace blanquear los mismos árboles...

La canción desesperada

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Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy. El río anuda al mar su lamento obstinado. Abandonado como los muelles en el alba. Es la hora de partir, oh abandonado! Sobre mi corazón llueven frías corolas. Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos! En ti se acumularon las guerras y los vuelos. De ti alzaron las alas los pájaros del canto. Todo te lo tragaste, como la lejanía. Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio ! Era la alegre hora del asalto y el beso. La hora del estupor que ardía como un faro. Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego, turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio! En la infancia de niebla mi alma alada y herida. Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio! Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo. Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio! Hice retroceder la muralla de sombra. anduve más allá del deseo y del acto. Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí, a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto. Como un vaso albergaste l...

Estoy hecha de retazos

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Estoy hecha de retazos, pedacitos coloridos de cada vida que pasa por la mía y que voy cosiendo en el alma. No siempre son bonitos, ni siempre felices, pero me agregan y me hacen ser quien soy. En cada encuentro, en cada contacto, voy quedando mayor. En cada retazo una vida, una lección, un cariño, una nostalgia... Que me hagan más persona, más humana, más completa. Y pienso que es así como se hace la vida: de pedazos de otras gentes que se van a convertir en parte de uno también. Y la mejor parte es que nunca estaremos listos, finalizados. Siempre habrá un retazo para añadir al alma. Por lo tanto, gracias a cada uno de ustedes, que forman parte de mi vida y que me permiten engrandecer mi historia con los retazos dejados en mí. Que yo también pueda dejar pedacitos de mí por los caminos y que puedan ser parte de sus historias. Y que así, de retazo en retazo podamos convertirnos, un día, en un inmenso bordado de "nosotros". Cora Coralina©️

La ducha

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Nos gusta ducharnos después (a mí me gusta el agua más caliente que a ella) y su rostro siempre es suave y tranquilo y ella me lava primero me extiende el jabón por los huevos los levanta los aprieta, luego me lava la polla: «oye, ¡esto sigue duro!» luego me lava el vello de ahí abajo, la tripa, la espalda, el cuello, las piernas, yo sonrío sonrío, y después la lavo yo a ella… primero el coño, me pongo detrás, mi polla en sus nalgas suavemente enjabono los pelos del coño, lavo ahí con un movimiento suave tal vez me detenga más de lo necesario, luego las piernas por detrás, el culo, la espalda, el cuello, la hago girar, la beso, enjabono los pechos, luego la tripa, el cuello, las piernas por delante, los tobillos, los pies, y luego el coño, una vez más, para que me dé suerte… otro beso, y ella sale primero, se seca, a veces canta mientras yo sigo allí pongo el agua más caliente disfrutando los buenos momentos del milagro amoroso luego salgo… normalmente es por la tarde y todo está tranq...

A la puta que se llevó mis poemas

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Algunos dicen que debemos eliminar del poema los remordimientos personales, permanecer abstractos, hay cierta razón en esto, pero ¡Por Dios! ¡Doce poemas perdidos y no tengo copias! ¡Y también te llevaste mis cuadros, los mejores! ¡Es intolerable! ¿Tratas de joderme como a los demás? ¿Por qué no te llevaste mejor mi dinero? Usualmente lo sacan de los dormidos y borrachos pantalones enfermos en el rincón. La próxima vez llévate mi brazo izquierdo o un billete de cincuenta, pero mis poemas no. No soy Shakespeare pero puede que algún día ya no escriba más, abstractos o de los otros; Siempre habrá dinero y putas y borrachos hasta que caiga la última bomba, pero como dijo Dios, cruzándose de piernas: “veo que he creado muchos poetas pero no tanta poesía.” Charles Bukowski©️

3 Horas, 16 minutos y 30 segundos

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Se supone que soy un gran poeta y tengo sueño por la tarde sé que la muerte es un toro gigantesco dispuesto a embestirme y tengo sueño por la tarde sé que hay guerras y hombres que pelean en el ring sé que hay buena comida, buenos vinos, buenas mujeres y tengo sueño por la tarde sé que hay una mujer que me ama y tengo sueño por la tarde, me inclino hacia el sol tras una cortina amarilla y me pregunto: ¿Adónde habrán ido las moscas del verano? Recuerdo la muerte tan sangrienta de Hemingway y tengo sueño por la tarde. Algún día no tendré sueño por la tarde algún día escribiré un poema que encenderá volcanes en las colinas que están ahí fuera pero ahora mismo tengo sueño por la tarde y alguien me pregunta «Bukowski, ¿qué hora es?» y yo contesto «3 horas, 16 minutos y 30 segundos». Me siento muy culpable, me siento asqueroso, inútil, demente, tengo sueño por las tardes, están bombardeando iglesias, bien, eso está bien, los niños montan en ponys en los parques, eso está bien, las biblioteca...

Una hoja de hierba

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Creo que una hoja de hierba, no es menos que el día de trabajo de las estrellas, y que una hormiga es perfecta, y un grano de arena, y el huevo del régulo, son igualmente perfectos, y que la rana es una obra maestra, digna de los señalados, y que la zarzamora podría adornar, los salones del paraíso, y que la articulación más pequeña de mi mano, avergüenza a las máquinas, y que la vaca que pasta, con su cabeza gacha, supera todas las estatuas, y que un ratón es milagro suficiente, como para hacer dudar, a seis trillones de infieles. Descubro que en mí, se incorporaron, el gneiss y el carbón, el musgo de largos filamentos, frutas, granos y raíces. Que estoy estucado totalmente con los cuadrúpedos y los pájaros, que hubo motivos para lo que he dejado allá lejos y que puedo hacerlo volver atrás, y hacia mí, cuando quiera. Es vano acelerar la vergüenza, es vano que las plutónicas rocas, me envíen su calor al acercarme, es vano que el mastodonte se retrase, y se oculte detrás del polvo de su...

El halcón moteado cala sobre mí

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El halcón moteado cala sobre mí, y me acusa lamentándose por mi charla y mi pereza. Yo también soy indomable, yo también soy intraducible. Sobre los techos del mundo, resuena mi bárbaro graznido. El último celaje del día, se detiene a esperar por mí, lanzo mi figura, tras las otras, reposando verdaderamente en cualquier sombra silvestre. Me insta engatusándome hacia la bruma, y hacia la oscuridad. Me alejo como el aire, sacudo mi bucle blanco en el sol fugitivo. Vierto mi carne en remolinos, y la dejo arrastrar por la mueca del encaje. Me entrego, a mí mismo, al barro, para brotar en la hierba que amo. Si me necesitas, búscame en la suela de tus botas. Apenas sabrás quien soy, y lo que quiero decir. No obstante soy tu buena salud, y filtraré con filamentos tu sangre. No desfallezcas si no me encuentras pronto. Si no estoy en un lugar, búscame en otro. En algún lugar te estaré esperando. Walt Whitman©

Vive

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No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños. No te dejes vencer por el desaliento. No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte, que es casi un deber. No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario. No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo.Pase lo que pase nuestra esencia está intacta. Somos seres llenos de pasión. La vida es desierto y oasis. Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia. Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa: Tú puedes aportar una estrofa. No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el hombre.No caigas en el peor de los errores: el silencio. La mayoría vive en un silencio espantoso. No te resignes. Huye. “Emito mis alaridos por los techos de este mundo”, dice el poeta. Valora la belleza de las cosas simples. Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas, pero no ...

Oh capitán, mi capitán

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Oh Capitán, mi Capitán: nuestro azaroso viaje ha terminado. Al fin venció la nave y el premio fue ganado. Ya el puerto se halla próximo, ya se oye la campana y ver se puede el pueblo que entre vítores, con la mirada sigue la nao soberana. Mas ¿no ves, corazón, oh corazón, cómo los hilos rojos van rodando sobre el puente en el cual mi Capitán permanece extendido, helado y muerto? Oh Capitán, mi Capitán: levántate aguerrido y escucha cual te llaman tropeles de campanas. Por ti se izan banderas y los clarines claman. Son para ti los ramos, las coronas, las cintas. Por ti la multitud se arremolina, por ti llora, por ti su alma llamea y la mirada ansiosa, con verte, se recrea. Oh Capitán, ¡mi Padre amado! Voy mi brazo a poner sobre tu cuello. Es sólo una ilusión que en este puente te encuentres extendido, helado y muerto. Mi padre no responde. Sus labios no se mueven. Está pálido, pálido. Casi sin pulso, inerte. No puede ya animarle mi ansioso brazo fuerte. Anclada está la nave: su ruta ha ...

Una araña paciente y silenciosa

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Una araña paciente y silenciosa, vi en el pequeño promontorio en que sola se hallaba, vi cómo para explorar el vasto espacio vacío circundante, lanzaba, uno tras otro, filamentos, filamentos, filamentos de sí misma. Y tú, alma mía, allí donde te encuentras, circundada, apartada, en inmensurables océanos de espacio, meditando, aventurándote, arrojándote, buscando si cesar las esferas para conectarlas, hasta que se tienda el puente que precisas, hasta que el ancla dúctil quede asida, hasta que la telaraña que tú emites prenda en algún sitio, oh alma mía. Walt Whitman© Arte de Alejandro Rodriguez Fajardo

Con potente música vengo...

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Con potente música vengo , con mis cornetas y tambores, no toco marchas sólo para aquellos a los que se reconoce como victoriosos, toco marchas para los conquistados y aquellos a los que han dado muerte. ¿Habéis oído que era bueno aprovechar el día? Yo también digo que es bueno caer, las batallas se pierden con el mismo ánimo con el que se ganan. Lato y palpito violentamente por los muertos, por ellos soplo por mis embocaduras lo más alto y alegremente que puedo. ¡Demos vivas a los que han fracasado! ¡Y a aquéllos cuyos buques de guerra se fueron a pique! ¡Y aquellos que fueron a pique ellos mismos! ¡Y a todos los generales que perdieron combates, y a todos los héroes derrotados! ¡Y a los incontables héroes desconocidos que valen como los más grandes conocidos!. Walt Whitman© Terraza de café por la noche de Van Gogh

Hay algo en mí...

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Hay algo en mí; no sé lo que es, pero sé que está en mí. Empapado y sudoroso, calmado y frío se pone mi cuerpo luego; duermo, duermo largo y tendido. No lo conozco ─carece de nombre─, es una palabra no dicha, no está en ningún diccionario, declaración, símbolo. Algo gira sobre una cosa que es más que la tierra sobre la que giro. la creación es esa amiga suya cuyo abrazo me despierta. Quizá podría decir más. ¡Esbozos! Abogo por mis hermanos y hermanas. No es el caos o la muerte. es forma, unión y designio; es la vida eterna; es la Felicidad. Walt Whitman© La noche estrellada de Van Gogh